Emanuel de Witte
Interior con una mujer que toca el virginal
Emanuel De Witte 1617- 1691 pintor del barroco holandés, se le
considera un genuino representante de la escuela de Delft. De Witte
inicialmente pintó retratos así como escenas mitológicas y religiosas. Después
de trasladarse de Delft a Ámsterdam en 1651 de Witte se especializó más y más
en representar interiores de iglesia. A veces combinaba aspectos de diferentes
iglesias para representar interiores de iglesias ideales. Destacaba en la
composición y en el uso de la luz, creando “espacios de ambiente”.
El cuadro del que voy a hablar es “Interior con una mujer
que toca el virginal”
Se trata de una pintura doméstica que ha llegado a ser el resumen
del interiorismo holandés del siglo XVII.
Esta pequeña obra, ya que media 75 x 100cm, muestra una
serie de habitaciones que se abren las unas a las otras, iluminadas por la luz
que entra por las ventanas. Por la forma que la luz penetra en las tres
habitaciones y la sugerencia de que por las ventanas se ven árboles, es
probable que se trate de una casa en las afueras de la ciudad.
La figura
central es la de una joven que toca el virginal,
un instrumento popular en los Países Bajos de la época.
De Witte quería que su cuadro contara una historia, en este
caso se puede interpretar de dos maneras:
De una forma superficial; se trata de una escena idílica y
pacífica. Es temprano, se puede observar por el ángulo bajo del sol y porque la
criada, visible al fondo, está ocupada con las tareas matutinas. La señora de
la casa está sentada al instrumento musical, la habitación en la que se encuentra
tiene varias funciones ya que se observa una mesa, tres sillas y una cama con
dosel.
Una inspección más atenta revela que la mujer no está
tocando a solas: en la cama, tras las cortinas; hay alguien que escucha la música. Se trata de
un hombre, ya que tiene bigote y toda su ropa está colocada en la silla en un
primer plano.
Podemos ver la empuñadura de una espada y la forma
despreocupada en la que está colocada la ropa, esto sugiere delicadamente que
quizá no es el marido. En los Países Bajos con el Calvinismo se censuraba la infidelidad
del matrimonio, la historia está oculta en una serie de enigmas, símbolos y
significados secundarios.
La jarra de agua y la toalla en la mesa, la bomba para el
agua y la mujer que barre el suelo pueden sugerir “la limpieza que viene solamente después del
arrepentimiento”, el pintor juega con la ambigüedad ¿estará la mujer arrepentida? Nos da la
espalda como avergonzada pero en el espejo que se sitúa encima del virginal no
se le refleja la cara.